
Por: Editores de DSM Pharma Solutions
La pandemia actual ha enfatizado la importancia de la vitamina D3 (o colecalciferol) para la salud del sistema inmunitario. La evidencia muestra que las personas con afecciones médicas crónicas subyacentes tienen un mayor riesgo de infección por el virus de la COVID-19. También a menudo usan múltiples medicamentos y se sabe que varios de estos fármacos interfieren con el metabolismo de la vitamina D.
DSM recientemente organizó un seminario web que detalla las consecuencias de las interacciones farmacológicas de la vitamina D3 y cómo la administración de la vitamina D3 puede mejorar la acción farmacológica de algunos medicamentos. El evento abordó una serie de temas relevantes, como la importancia de la concientización y el conocimiento de los profesionales de atención médica respecto a qué tratamientos farmacológicos se beneficiarían con los suplementos de vitamina D. El seminario web fue realizado por la reconocida experta Dra. Diane L. McKey, directora de los Programas de estudio con certificación para graduados, modalidad en línea, de la Universidad de Tufts, Friedman, y profesora adjunta en la Escuela de Ciencias y Políticas de la Nutrición de Friedman, en la Escuela de Medicina de Tufts.
La vitamina D puede obtenerse en la dieta o a través de la síntesis cutánea activada por rayos UV en la piel. Participa en la regulación de los niveles de calcio y fosfato en sangre, el crecimiento y mantenimiento óseo, la diferenciación celular y la expresión genética1. Las causas de la deficiencia de vitamina D incluyen una exposición solar reducida, pigmentación de la piel, polimorfismos genéticos y/o ingesta inadecuada. La deficiencia de vitamina D prevalece en todo el mundo y abarca una cantidad considerable de personas. A partir de la definición de <20 ng/ml, hasta un tercio de la población mundial es deficiente, mientras que la deficiencia grave de vitamina D, definida como <12 ng/ml, se observa en aproximadamente el 7 % de la población mundial.2
Estudios epidemiológicos han encontrado una asociación entre las enfermedades autoinmunitarias y los niveles insuficientes de vitamina D3. Aunque las diferencias pueden deberse a factores genéticos y de estilo de vida que no sean los niveles de vitamina D, los datos se vinculan con niveles séricos de vitamina D más bajos, mayor latitud y menor exposición a la luz solar, con una mayor prevalencia de enfermedades inmunitarias inflamatorias. La inflamación sistémica relacionada con la edad, denominada “envejecimiento inflamatorio”, es otra afección asociada con la disminución de la vitamina D.4 Estas correlaciones entre la inflamación y los niveles de vitamina D sugieren un rol prometedor para la suplementación con vitaminas.
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Varios medicamentos recetados comúnmente tienen un impacto negativo en el estado de la vitamina D. Los medicamentos que tienen más probabilidades de afectar el estado o las acciones de la vitamina D3 incluyen los que se usan para controlar la hiperlipidemia, la artritis, la diabetes, la depresión, el asma y la EPOC.5 El tratamiento con estatinas en hiperlipidemia es fundamental para el manejo del colesterol y la reducción del riesgo de cardiopatía coronaria y mortalidad relacionada. Desafortunadamente, los síntomas musculares inducidos por estatinas (SAMS) ocurren en hasta el 10 % de los pacientes y son una de las causas más frecuentes de incumplimiento e interrupción de la administración de estatinas. La prevalencia de SAMS se asocia con un estado de vitamina D bajo.6 Los ensayos controlados aleatorizados son necesarios para establecer si la suplementación con vitamina D3 reduce el riesgo de mialgia asociada a las estatinas.
Las tiazolidinedionas antidiabéticas se asocian con fracturas y baja densidad mineral ósea (DMO), especialmente en mujeres. Según los estudios, la ingesta alimentaria de nutrientes cruciales para la salud ósea, incluida la vitamina D, es insuficiente en pacientes con T2DM que reciben antidiabéticos. El tratamiento combinado de vitamina D3 y pioglitazona puede ser más eficaz para mejorar la DMO y el metabolismo óseo que la vitamina D o pioglitazona sola en pacientes con nefropatía diabética tipo 2 (cabe señalar que los pacientes con síndrome nefrótico tienen predisposición a presentar la enfermedad ósea, que es el resultado de desequilibrios de calcio y de metabolismo de vitamina D.)7 También se ha demostrado que la salud ósea está comprometida en pacientes que usan inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina.8
Los corticoesteroides se usan comúnmente para tratar la artritis, el asma, las alergias y otras afecciones inflamatorias. La evidencia indica que la exposición a glucocorticoides (una clase de corticosteroides) aumenta el riesgo de disminución de la masa ósea y fracturas, y los corticosteroides son la causa principal de osteoporosis secundaria. La suplementación con calcio y vitamina D3 tiene un efecto significativo en la reducción del riesgo de fracturas de cadera y fracturas extravertebrales9, de acuerdo con las pautas para la prevención y el tratamiento de la osteoporosis inducida por glucocorticoides.10 La reducción de los niveles séricos de vitamina D se asocia con deterioro de la función pulmonar, aumento de la respuesta de hipersensibilidad de las vías respiratorias y reducción de la respuesta a los corticosteroides. Algunos estudios de pacientes con asma sugieren que la suplementación con vitaminas puede mejorar la gravedad del asma y la respuesta al tratamiento.11
La suplementación con vitamina D puede desempeñar un papel importante para reducir la probabilidad de efectos adversos en pacientes que requieren tratamiento a largo plazo para las enfermedades crónicas mencionadas. A pesar de las numerosas aplicaciones potencialmente beneficiosas de los suplementos de vitamina D, actualmente no existe un consenso internacional sobre la dosis recomendada para la ingesta de vitamina D3, y los valores de referencia dietética en individuos sanos varían según el país y el grupo etario.12 Existen diferencias individuales en el consiguiente aumento de los niveles de vitamina D según el nivel sérico inicial y la exposición al sol, la duración del tratamiento y los antecedentes genéticos. Aumentar el nivel de vitamina D en sangre constantemente por encima del nivel suficiente de 75 nmoL/L puede requerir una ingesta de al menos 2000 UI/día en pacientes con riesgo de deficiencia de vitamina D de acuerdo con la Endocrine Society (Sociedad de Endocrinología).13 Es posible que se necesiten dosis más altas de 10 000 a 50 000 UI/día para reponer la vitamina D en pacientes con deficiencia grave, lo cual debe realizarse con un monitoreo cuidadoso en un entorno clínico.14
La vitamina D3 es un nutriente importante para la salud pública en todo el mundo que afecta a una proporción considerable de la población. Los niveles deficientes o insuficientes de vitamina D circulante no solo se deben a una baja ingesta dietética o a la falta de exposición al sol; el uso crónico o a largo plazo de medicamentos prescritos para enfermedades crónicas de alta prevalencia es un factor importante pero poco apreciado y reconocido, especialmente en el contexto de una población que envejece. Se necesitan ensayos de intervención de alta calidad para comprender mejor la relevancia clínica y la importancia clínica de estas interacciones entre los fármacos y los nutrientes, al igual que las pautas adecuadas para los médicos.
Según la opinión de la Dra. McKay, los próximos pasos para integrar la vitamina D3 en ciertas terapias deberían ser los siguientes: promover la concientización entre los profesionales de atención médica y capacitar adecuadamente a los estudiantes médicos sobre las necesidades nutricionales de los pacientes. Además, las pautas para la atención de enfermedades crónicas que requieren el uso a largo plazo de medicamentos que interfieren con el metabolismo de la vitamina D3, en particular las estatinas y los corticosteroides, deben recomendar la suplementación con vitamina D3. Los adultos mayores en residencias de ancianos o centros de vida asistida son una excelente oportunidad para las intervenciones de suplementación con vitamina D3. Los profesionales de atención médica deben ser más conscientes de qué pacientes podrían ser susceptibles a la deficiencia de vitamina D y podrían monitorear a aquellos que reciben suplementos para orientar la dosificación adecuada y evitar efectos adversos.
Existen muchas oportunidades de innovación para que la suplementación con vitamina D3 mejore los efectos de los fármacos, mejore los resultados del tratamiento y satisfaga las necesidades comerciales avanzadas. Con más de 70 años de experiencia en la producción y obtención del suministro de ingredientes farmacéuticos activos, DSM se ha convertido en un aliado confiable en el desarrollo de terapias que cambian la vida y que mejoran la vida de las personas de manera segura y eficiente, hoy y mañana.
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7 abril 2021
4 min. de lectura
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