Vitamina E: Importante Efecto sobre la Salud de las Vacas Lecheras

La vitamina E es esencial para el óptimo funcionamiento de muchos sistemas biológicos en los animales. Ejerce importantes funciones en el sistema muscular, nervioso, circulatorio, reproductor e inmunológico. La vitamina E también es uno de los más poderosos antioxidantes biológicos y un secuestrante de radicales libres, ambas funciones bien establecidas y descritas en la literatura científica. El presente artículo describe el rol fundamental de la vitamina E en la salud animal, su efecto preponderante sobre el sistema inmunológico y sobre la prevención de la mastitis en las vacas lecheras.

Vitamina E – combate eficaz de la mastitis

La mastitis es una enfermedad ampliamente difundida en todos los principales países productores de leche, pese al gran avance obtenido en el control de esta enfermedad en los últimos 30 años. El potencial de producción lechera de las vacas, actualmente, ha crecido de forma exponencial en todo el mundo. El Instituto para la Salud Animal del Reino Unido (UK Institute for Animal Health) destaca que las tasas promedio de flujo de leche de las vacas se han duplicado en los últimos 60 años. Por otro lado, el aspecto negativo de esta mejora ha sido un aumento de 12 veces en la susceptibilidad a la mastitis en dichos animales, en el mismo periodo de tiempo. Otros estudios sitúan la prevalencia de la mastitis clínica en los hatos modernos de vacas lecheras, en un promedio de 45 casos por cada 100 animales.

Sin embargo, el porcentaje promedio de mastitis subclínica es substancialmente más alto. Estos casos, con frecuencia, no se identifican en los animales y solamente se reportan como altos niveles de recuento de células somáticas (RCS) en las muestras de leche a granel.  

Las medidas preventivas, frente a lo que se ha transformado en el principal problema sanitario de las vacas lecheras, se puede considerar prácticamente como una enfermedad ‘profesional’, incluyen: higiene cuidadosa en la rutina de ordeño, secado y mantenimiento regular de los equipos de ordeño. Lo que con frecuencia se ignora es el efecto clave de la nutrición del ganado lechero, para estimular la resistencia natural a los microorganismos que causan la mastitis en el metabolismo del animal. Los resultados de importantes estudios, realizados durante más de veinte años, han indicado a la suplementación de la dieta con vitamina E como el método más eficaz para reducir la incidencia de mastitis, tanto clínica, como subclínica.

Cuando se discute la pérdida de ingresos debido a la mastitis, no se puede ignorar que la pérdida es substancial. Por ejemplo, un estudio holandés de 2008, con datos del grupo ‘Dutch Royal Cattle Syndicate’, indicó un promedio del 25% de mastitis subclínica, en una muestra de 173 hatos típicos de ganado lechero, inclusive en primíparas, en los primeros 100 días de lactancia. La primera señal es un aumento significativo del recuento de células somáticas (RCS) en la leche, y este síntoma acarrea también una reducción en la producción de leche. Un RCS de 250.000/ml puede redundar en una reducción en la producción de leche superior a los 100 kg/vaca/año. Si el recuento superara los 300.000/ml, se pierden más de 250 kg/vaca/año. En un hato con baja incidencia de mastitis, las muestras globales de los tanques deben presentar recuentos inferiores a 150.000 células/ml. Si la leche presenta tasas de RCS superiores a 400.000/ml, no está permitido su uso en la cadena alimentaria. Los resultados de una investigación sueca, realizada en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Uppsala, indicaron que, en el caso de vacas multíparas - y también en novillas – la mastitis clínica puede representar un costo máximo de € 275, y en caso de mastitis subclínica, el costo puede alcanzar los € 60 por lactancia. En el mismo estudio se observó que la producción se redujo en 150 l en el caso de las novillas, y en un promedio de 450 l, en el caso de las vacas. Calculando el precio de la leche a 0.35 €/kg, esto representa una pérdida de € 52.50 para las novillas, y € 175.50 para las vacas multíparas (Tabla 1).

Tabla 1: Costo de la mastitis clínica y subclínica (Nielsen, 2009).

El principal problema que acarrea la mastitis es que su impacto se extiende más allá de las ventas de leche. La mastitis también está asociada a inflamación e hinchazón en los cuartos de la ubre, con el consiguiente dolor que esto le genera al animal. O sea, no solamente se trata de un problema de salud, sino también de bienestar animal.

Esta enfermedad también genera infertilidad, o sea, pérdida de servicios y mayor cantidad de días ‘vacíos’. A veces, los cuartos de la ubre se pierden para la producción. En última instancia, todo ello redunda en mayor nivel de descartes, lo cual significa la perdida temprana de una buena vaca lechera y de su genética para el futuro del hato. Una encuesta realizada por la USDA en 2007 indica que, el 23% de las vacas que se descartan prematuramente de los hatos están acometidas por problemas de salud de la ubre. Después de la infertilidad, la mastitis es el segundo motivo más importante para los descartes en los establecimientos lecheros.

Figura 1: Análisis de función de neutrófilos alrededor del parto en 137 vacas Holstein (adaptado de Kehrli et al., 1994).

Hay claras evidencias que los niveles séricos de vitamina E en las vacas lecheras son siempre comparativamente bajos en ciertos momentos durante el ciclo de producción, cuando los animales son más susceptibles a problemas metabólicos. Estos problemas incluyen la ya conocida fiebre puerperal del parto y otras infecciones y enfermedades subsiguientes. Todas ellas ocurren durante lo que se conoce como período de preparto o transición, que abarca el 10% final del periodo de gestación y las primeras semanas de lactancia. También se sabe que uno de los componentes de este periodo de estrés para el animal es su bajo nivel de respuesta inmunológica. En la Figura 1, se indica que la función de los neutrófilos se encuentra muy deprimida alrededor del parto, lo cual representa mayor riesgo de que el animal desarrolle enfermedades metabólicas y/o infecciosas durante, o después del parto (Figura 2).

Figure 2: Disease threat is greatest at calving time (Nelson, 1999).

En este caso, los niveles séricos de vitamina E tienen un rol fundamental. Diversos estudios han demostrado que la concentración de vitamina E en el plasma se reduce en un 50% en el periodo alrededor del parto y alcanza niveles que serían considerados un diagnóstico de deficiencia crónica (Figura 3).

Figura 3: Niveles séricos mínimos de vitamina E recomendados por NRC (2001) para reducir la incidencia de mastitis.

La pérdida de VITAMINA E: Un factor importante para la salud de las vacas lecheras, en parte por su transferencia al calostro. Pero la vitamina E también se consume a niveles más altos debido al aumento del estrés inmunológico y metabólico antes del parto. Una consecuencia importante es que se reduce la resistencia a las enfermedades. Los científicos indican que una buena resistencia depende, en parte, de la rápida migración de los neutrófilos que combaten a las bacterias (células inmunitarias que representan la primera línea de defensa celular del cuerpo) de la sangre hacia el sitio de la infección, por ejemplo, hacia la glándula mamaria amenazada por los microorganismos invasivos que generan mastitis. Este tiempo de reacción es lento cuando los niveles séricos de vitamina E están bajos. Ya ha sido ampliamente demostrado que las vacas lecheras con bajos niveles séricos de vitamina E antes del parto presentan probabilidad 9 veces más alta de mastitis clínica, cuando se comparan con otras vacas con niveles séricos aceptables (Figura 3). Este hecho fue reconocido por el NRC en los EE. UU. (National Research Council Committee for Animal Nutrition in the US), en 2001. 

Figure 4: Superoxide production by blood neutrophils from control and vitamin E supplemented dairy cows (adapted from Politis et al., 1995)

Las directrices de suplementación de dicha entidad recomiendan niveles más altos de vitamina E en la dieta de estos animales durante el periodo de transición y lactancia, para mantener el nivel sérico mínimo de concentración de vitamina E y obtener una respuesta inmunológica óptima. Los ensayos han demostrado, de manera fehaciente, que la suplementación con vitamina E reestablece los niveles séricos, con el correspondiente aumento en la reacción de los neutrófilos y subsiguiente control de los patógenos ‘invasores’ (Figura 4). Las vacas en primera lactancia responden a niveles medios de vitamina E, sin embargo, los animales de más edad precisan niveles de vitamina E más altos, antes y después del parto, para reducir la prevalencia de mastitis al parto (Figura 5).

Figura 5: Suplementación con ROVIMIX® E reduce la prevalencia de mastitis clínica en vacas lecheras al parto (Weiss et al., 1997).

En la Figura 6, se indica que la vitamina E y el selenio poseen un efecto complementario en la duración de la mastitis. La combinación de ambos redujo la duración de los síntomas clínicos de mastitis en un 62% comparado con el grupo de control.

Figura 6: ROVIMIX® E y selenio reducen la duración de la mastitis clínica (Smith et al., 1984).

Suplementación con vitamina E - OVN™: la respuesta. Mucho se ha avanzado en el conocimiento sobre el aporte vitamínico en la nutrición del ganado lechero, en los últimos 15 años. Con base en las evidencias más recientes, se puede concluir que la vitamina E ayuda a optimizar la función inmunológica y es indispensable para la salud de la ubre y la calidad de la leche. Las recomendaciones de OVN™ para la vitamina E han sido recopiladas con base en las directrices del NRC, diversos datos publicados y datos de ensayos de campo (Tabla 2). El beneficio en términos de respuesta permite optimizar, no solamente el desempeño y la calidad de la leche, sino también, la salud y el bienestar de las vacas lecheras. La salud de los animales es fundamental para el ahorro de costos, con lo cual aumenta la ganancia y se aseguran periodos de producción más largos y rentables.

Table 2: OVN™ supplementation guidelines.

Published on

10 September 2018

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  • Vitamins
  • Ruminants

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