Por su salud: la creciente importancia de las interacciones clínicamente relevantes entre los medicamentos y los nutrientes

Por:  Editores de DSM Pharma Solutions

Las tendencias de crecimiento de la población y un mayor énfasis en el tratamiento de enfermedades crónicas han dado lugar a un aumento de la incidencia de las interacciones entre los medicamentos y los nutrientes y entre los medicamentos y los microbiomas.  Los investigadores y los médicos se siguen enfrentando al desafío de avanzar en la investigación clínica básica y aplicada en este campo para lograr cerrar la brecha entre la ciencia y la práctica..

Una creciente preocupación por la salud pública

Los aumentos significativos en la utilización de medicamentos a nivel mundial han dado lugar a una gran cantidad de consecuencias imprevistas, entre las que se encuentra un aumento drástico de las DNI (del inglés, drug-nutrient interactions [interacciones entre medicamentos y nutrientes]). Las DNI se definen como relaciones físicas, químicas, fisiológicas o fisiopatológicas entre un medicamento y un nutriente presente en un alimento o suplemento.1 Se estima que el 70 % de los estadounidenses toman al menos un medicamento recetado (más del 50 % toma dos), de los cuales más del 40% están tomando suplementos simultáneamente.2 Los subgrupos de pacientes de alto riesgo (es decir, pacientes mayores de 65 años con múltiples comorbilidades, personas desnutridas, mujeres embarazadas o niños) representan una parte desproporcionada de la utilización total de medicamentos y nutrientes, lo que agrava aún más el riesgo de complicaciones en las personas que practican la polifarmacia para el tratamiento y control de enfermedades crónicas.3 En el mundo occidental, los eventos adversos por medicamentos son la tercera causa más común de mortalidad, luego de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.  Sin embargo, las DNI se siguen informando significativamente por debajo de los valores reales; estudios recientes han estimado que el 94 % de las reacciones potenciales a los medicamentos siguen sin ser informadas por los HCP (del inglés, healthcare professionals [profesionales de la salud]) a nivel internacional.4,5 Mientras tanto, las investigaciones emergentes han destacado el impacto medible de los medicamentos recetados en la composición de los microbiomas intestinales, un componente crítico del metabolismo, la nutrición, la fisiología y la función inmune de los seres humanos.6,7 

Relevancia clínica de las interacciones entre medicamentos y nutrientes

Una DNI se considera clínicamente relevante cuando la respuesta farmacocinética de un medicamento (es decir, su absorción, volumen de distribución, metabolismo o excreción) se altera, afectando la disponibilidad del medicamento o nutriente en diferentes lugares de acción o modificando su acción fisiológica a nivel celular.8 Esto puede dar lugar a diferentes respuestas terapéuticas a medicamentos o nutrientes que pueden conducir a pérdida de la eficacia terapéutica o del control de la enfermedad, un estado nutricional comprometido, toxicidad por medicamento o mortalidad.9,10

Aunque hay una variedad de DNI bien documentadas, tres de ellas se encuentran cada vez más en la práctica clínica:

Metformina y Vitamina B12

Biguanidas, tales como la dosis de precipitado de metformina y la deficiencia de vitamina B12 dependiente de la duración del tratamiento en aproximadamente el 30 % de los pacientes con diabetes mellitus tipo 2.11 Si no se trata, la deficiencia de vitamina B12 puede provocar demencia, daño neurológico y anemia.12

PPI & Vitaminas C y B12

El principal mecanismo de acción de los PPI (del inglés, Proton Pump Inhibitors [Inhibidores de la bomba de protones]) es inhibir la producción de ácido gástrico.  Por lo tanto, la disminución de la absorción de micronutrientes que dependen de ambientes con pH bajo para la absorción intestinal y celular puede ocurrir con el uso crónico.  Estudios recientes de control de casos y prospectivos de cohortes que midieron la B12 en suero en adultos mayores demostraron que el uso de PPI durante al menos 12 meses estuvo asociado con un mayor riesgo de deficiencia de B12. Esta relación persistió incluso cuando se hizo el ajuste para el uso de multivitaminas o suplementos de B12 solamente.13,14 Además, teniendo en cuenta la dependencia de la vitamina C biológicamente activa del ácido gástrico, investigaciones recientes han demostrado que el uso de PPI también puede estar relacionado con la reducción de los niveles de vitamina C en el suero/plasma.15 Por último, existen evidencias que sugieren que los PPI influyen directamente en la composición del microbioma intestinal a través de alteraciones en el pH gástrico general.16 Medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) y vitamina C

En un estudio reciente prospectivo, aleatorio, a doble ciego, de grupos paralelos en hombres y mujeres sanos, se descubrió que 2,400 mg de aspirina durante seis días redujo las concentraciones de vitamina C en la orina, el plasma y, particularmente, en la mucosa gástrica.17 La disminución de la vitamina C en la mucosa gástrica puede deberse al aumento de las defensas antioxidantes en respuesta al daño de la mucosa inducido por la aspirina, en lugar de la alteración de la absorción intestinal.Ibíd Esta hipótesis está respaldada por varios estudios in vivo e in vitro, en los que la administración conjunta de vitamina C y aspirina redujo el número de lesiones gástricas inducidas por la aspirina y aumentó la tolerabilidad gástrica.18 Rogers et al. evaluaron recientemente el impacto de los AINE sobre el microbioma intestinal, y concluyeron finalmente que la composición bacteriana intestinal variaba entre los pacientes según qué AINE específicos se utilizaban (y qué fármacos se tomaban concomitantemente), lo que confirmó el impacto de esta clase de medicamentos sobre la salud intestinal.19

Una oportunidad única

Aunque los impactos clínicos de las DNI son cada vez más claros, las soluciones a los problemas que crean son, sin dudas, menos claras.  En primer lugar, la brecha educativa de los HCP con respecto a las DNI se debe abordar a través de una revisión sistemática de los programas de educación médica, farmacéutica y de enfermería.  También se deben desarrollar pautas clínicas específicas sobre DNI centradas en el paciente, para, de este modo, mejorar la concienciación y la responsabilidad de todos los profesionales.  Finalmente, teniendo en cuenta el creciente consumo de suplementos alimenticios y el consiguiente aumento de la utilización y el riesgo de las DNI, es fundamental que el marco regulador existente se revise y optimice para facilitar una mayor supervisión y administración de los suplementos, lo que, en última instancia, permitirá cerrar la brecha entre la ciencia y la práctica.20

Cuál es el curso a seguir

A medida que las DNI y las interacciones entre medicamentos y microbiomas empiecen a ocupar un lugar central, surgirán futuras modalidades terapéuticas.  Los tratamientos de combinación de probióticos y vitaminas tienen el potencial de abordar las manifestaciones clínicas de las interacciones entre medicamentos y nutrientes y entre medicamentos y microbiomas.  En última instancia, las pruebas y las aplicaciones farmacogenómicas personalizadas permitirán a los pacientes y a los HCP identificar y tratar los resultados clínicos de forma precisa y específica para cada paciente, minimizando así los eventos adversos y mejorando los resultados clínicos generales.

Para obtener más información, comuníquese con nosotros o descargue nuestra monografía “Cómo funcionan las interacciones entre medicamentos y nutrientes, y cuál es su relevancia clínica”.

Publicado

23 abril 2018

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Referencias

[1] Mayo Clinic: Casi 7 de cada 10 personas en Estados Unidos toman medicamentos recetados, abril de 2018 ( https://newsnetwork.mayoclinic.org/discussion/nearly-7-in-10-americanstake-prescription-drugs-mayo-clinic-olmstedmedical-center-find).

[2] J. Boullata et al. Handbook of drug-nutrient interactions. (Manual de interacciones entre medicamentos y nutrientes.) Humana Press 2010.

[3] M. Raats et al. Food for the ageing population. (Alimentación para el envejecimiento de la población.) Woodhead Publishing Limited 2009.

[4] A. Jemal et al. Trends in the leading causes of death in the United States in years 1970–2002. (Tendencias de las principales causas de muerte en Estados Unidos entre 1970 y 2002.) JAMA 2005;294(10):1255–1259.

[5] L. Hazell et al. Under-reporting of adverse drug reactions: a systematic review. (Subnotificación de las reacciones adversas a los medicamentos: una revisión sistemática.) Drug Saf 2006;29(5):385-371.

[6] L. Maier et al. Extensive impact of non-antibiotic drugs on human gut bacteria. (Amplio impacto de los fármacos no antibióticos en las bacterias intestinales humanas.) Nature 2018;555:623-628.

[7] M. Bull et al. The Human Gut Microbiome in Health and Disease. (El microbioma intestinal humano en la salud y la enfermedad.) Integr Med 2014;13(6):17-22.

[8] J. Boullata et al. Drug and nutrition interactions: not just food for thought. (Interacciones entre los medicamentos y la nutrición: más que un simple alimento para la mente.) J Clin Pharm Ther 2013;38(4):269-271.

[9] U. Grober et al. Interactions between drugs and micronutrients. (Interacciones entre medicamentos y micronutrientes.) Med Monatsschr Pharm 2006;29(1):26–35.

[10] Op. cit. (J. Boullata 2013).

[11] G. Tomkin et al. Vitamin-B12 status of patients on long-term metformin therapy. (Estado de la vitamina B12 en pacientes que reciben un tratamiento prolongado con metformina.) Br Med J 1971;19(2):685-7.

[12] DSM. Understanding drug-nutrient interactions and their clinical relevance. (Comprender las interacciones entre medicamentos y nutrientes y su importancia clínica.) Pharmaceutical Solutions Monograph 2018. (Monografía de soluciones farmacéuticas 2018.)

[13] Op. cit. (L. Hazell 2006).

[14] P. Mason et al. Symposium 8: Drugs and nutrition Important drug-nutrient interactions. (Fármacos y nutrición. Interacciones importantes entre fármacos y nutrientes.) Proceedings of the Nutrition Society 2010;69(4):551-557. (Actas de la Sociedad de Nutrición 2010;69(4):551-557)

[15] Op. cit. (DSM 2018).

[16] M. Rogers et al. The influence of non-steroidal anti-inflammatory drugs on the gut microbiome. (La influencia de los antiinflamatorios no esteroideos en el microbioma intestinal.) Clin Microbiol Infect 2016;22:171-179.

[17] W. Caspary et al. Alteration of bile acid metabolism and vitamin-B12 absorption in diabetes on biguanides. (Alteración del metabolismo de los ácidos biliares y de la absorción de la vitamina B12 en la diabetes con biguanidas.) Diabetologia 1977;13(3):187-93.

[18] Op. cit. (DSM 2018).

[19] Op. cit. (M. Rogers 2016).

[20] Op. cit. (DSM 2018).

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