Resumen

• Para el año 2030, casi 23,6 millones de personas habrán muerto a causa de enfermedades cardiovasculares (ECV), principalmente, de enfermedad coronaria (EC) y accidente cerebrovascular. 
• Se realizó un nuevo metaanálisis integral para evaluar el efecto del EPA (ácido eicosapentaenoico) y el DHA (ácido docosahexaenoico) sobre la EC. 
• Los resultados de este metaanálisis complementan las investigaciones recientes, que confirman que una ingesta adecuada de EPA y DHA puede reducir el riesgo de EC entre las personas con niveles elevados de triglicéridos o colesterol LDL en sangre, dos factores de riesgo importantes que afectan a gran parte de la población adulta general a nivel mundial. 

Según la Organización Mundial de la Salud, para el año 2030, casi 23,6 millones de personas habrán muerto a causa de enfermedades cardiovasculares (ECV), principalmente, de enfermedad coronaria (EC) y accidente cerebrovascular; y se prevé que estas seguirán siendo las causas de muerte principales. La EC se debe a la acumulación de depósitos grasos en las paredes de las arterias coronarias. Se realizó un nuevo metaanálisis integral para evaluar el efecto del EPA (ácido eicosapentaenoico) y el DHA (ácido docosahexaenoico) sobre la EC. Esta investigación también tiene como objetivo estimar la relación entre la ingesta de EPA y DHA y el riesgo de EC.  

El metaanálisis, financiado por la Organización Mundial de EPA y DHA (GOED, del inglés Global Organization for EPA and DHA) y encabezado por el investigador Dominik D. Alexander del Departamento de Epidemiología del EpidStat Institute, se propuso examinar los efectos de diferentes dosis de EPA y DHA, así como los resultados particulares entre las poblaciones de riesgo más alto. Hasta la fecha, el estudio es el análisis cuantitativo más completo de este tipo dentro de la bibliografía biomédica revisada por expertos. Los criterios de inclusión fueron específicos para la EC, a diferencia de otros metaanálisis que incluyen una mezcla de resultados vasculares y coronarios. Este estudio utilizó datos de dos tipos de estudios:  

1)    18 ensayos controlados aleatorizados, que incluyeron 93.000 sujetos 
2)    16 estudios prospectivos de cohorte, que incluyeron 732.000 sujetos

Las poblaciones en estudio incluyeron adultos no hospitalizados, mayores de 18 años, con y sin EC, y sin antecedentes de enfermedades significativas no relacionadas con la EC.

Hallazgos clave del metaanálisis

• La suplementación con EPA y DHA produjo una reducción de la EC del 6 %, no significativa desde el punto de vista estadístico. 
• La suplementación con EPA y DHA redujo significativamente el riesgo de EC en un 16 % entre las personas con niveles elevados de triglicéridos séricos (>150 mg/dl), pero no entre aquellas con niveles de triglicéridos dentro de los límites normales. Además, una dosis mayor (>1000 mg/d de EPA y DHA) tuvo un mayor impacto entre las personas con niveles elevados de triglicéridos, en comparación con ensayos que usaron una dosis inferior a <1000 mg/d. 
• La suplementación con EPA y DHA redujo significativamente el riesgo de EC en un 14 % entre las personas con niveles más altos de colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL, del inglés low-density lipoprotein) (>130 mg/dl), aunque no en aquellas con niveles de colesterol LDL inferiores a 130 mg/dl. 
• El metaanálisis posterior de los estudios prospectivos de cohorte halló que la suplementación con EPA y DHA redujo significativamente el riesgo de EC en un 18 %.

Los resultados de este metaanálisis complementan las investigaciones recientes, que confirman que una ingesta adecuada de EPA y DHA puede reducir el riesgo de EC entre las personas con niveles elevados de triglicéridos o colesterol LDL en sangre, dos factores de riesgo importantes que afectan a gran parte de la población adulta general a nivel mundial.¹ La amenaza para la salud de los niveles elevados de triglicéridos y colesterol LDL ha crecido a causa de los malos hábitos alimentarios y los cambios en la dieta que se dan en los países desarrollados. El aumento del consumo de alimentos procesados, que contienen grasas trans (incluidos los aceites parcialmente hidrogenados), grasas saturadas y jarabe de maíz de alta fructosa, a los cuales el organismo no ha podido adaptarse completamente, son los principales causantes del incremento en los niveles de triglicéridos y colesterol LDL que favorecen la aparición de la enfermedad cardíaca y la obesidad.

Una gran mayoría de la población mundial sufre de deficiencia de omega 3. El 83 % de la población mundial vive en países donde la ingesta promedio de EPA y DHA se encuentra por debajo del nivel mínimo recomendado por la OMS.² En EE. UU., casi el 96 % de la población tiene niveles de EPA y DHA inferiores a lo necesario para obtener protección cardiovascular.³ Para lograr beneficios cardiovasculares, es necesario ingerir un nivel muy por encima de la recomendación general de 250 mg de EPA y DHA por día. Esta nueva investigación respalda la noción de que la meta debería ser una ingesta de 1000 mg por día de EPA y DHA para optimizar la salud cardiovascular. Los suplementos alimenticios y los alimentos fortificados son la manera más práctica de garantizar que se alcancen dichos niveles. Todos los estudios analizados, excepto uno, proporcionaron EPA y DHA combinados en diferentes dosis, y en consecuencia, se requieren más ensayos controlados aleatorizados para evaluar completamente la relación entre la dosis de EPA y DHA, solos o combinados, para reducir la EC.  

Estudios recientes demuestran claramente que los beneficios económicos y para la salud pública de la suplementación superan sus costos. Por ejemplo, en un estudio se halló que el consumo regular de suplementos de ácidos grasos omega 3 EPA y DHA podría ahorrar costos considerables de salud en la Unión Europea (UE).⁴ En general, el 24 % de las personas mayores de 55 años en la UE se considera en riesgo de experimentar un evento hospitalario atribuido a la enfermedad cardiovascular (ECV). Los hallazgos indican que este riesgo podría reducirse en un 4,9 % mediante el consumo diario de 1000 mg de EPA y DHA. Esto corresponde a una disminución de más de 1,5 millones de eventos hospitalarios atribuidos a la ECV, desde hoy hasta 2020, lo que generaría un ahorro de € 12.900 millones anuales. En EE. UU., un informe de 2013 afirma que los posibles ahorros en eventos hospitalarios atribuidos a la ECV, que se evitarían al administrar suplementos de ácidos grasos omega 3 EPA y DHA de forma preventiva, podrían promediar casi US$ 500 millones anuales: un ahorro acumulado de US$ 3900 millones en costos de atención médica entre 2013 y 2020.⁵  

Con evidencia que demuestra que una dieta baja en EPA y DHA puede favorecer la enfermedad cardíaca, las autoridades sanitarias recomiendan la ingesta de EPA y DHA para promover la salud cardíaca y la salud general.6 Los hallazgos del nuevo metaanálisis son un estímulo para realizar más investigaciones en el campo de los ácidos EPA y DHA con respecto a la salud cardíaca. Se debe recomendar a las autoridades sanitarias y a los profesionales de la salud que dediquen más atención la función esencial, la ingesta y el estado de EPA y DHA en la salud humana.