By: Dr. Manfred Eggersdorfer, Senior Vice President, Nutrition Science & Advocacy at DSM and Professor for Healthy Aging at University Medical Center Groningen
Apoyo nutricional para una visión saludable.
Marzo es el Mes del Bienestar Ocular en el Lugar de Trabajo, que brinda una valiosa oportunidad para considerar de qué forma nuestros estilos de vida y actividades cotidianas pueden influir en nuestra salud ocular a lo largo de la vida. Con el consumo diario de tecnología digital cada vez más extendido en todo el mundo, especialmente en las oficinas, las lesiones y los problemas oculares crónicos ya no se limitan a aquellos con profesiones peligrosas o que demandan más trabajo. De hecho, existe cada vez más evidencia que sugiere que la exposición prolongada y a largo plazo a la luz azul del sol y de los dispositivos digitales, como computadoras, tabletas y teléfonos inteligentes, puede contribuir a un mayor riesgo de deterioro visual en una edad avanzada.
La salud ocular sigue siendo un desafío y una preocupación para las personas y los servicios de salud de todo el mundo. De hecho, una encuesta de DSM reveló que la salud ocular es la principal preocupación de salud de los adultos de todo el mundo, y el 70 % de los encuestados expresaron preocupación por su salud visual por encima de otras cuestiones, como el peso o los niveles de energía.1 Además de las repercusiones del deterioro visual en la vida cotidiana, también puede suponer una presión económica significativa en las sociedades de todo el mundo, y se prevé que esta carga aumentará aún más a medida que la expectativa de vida de la población mundial siga en aumento.
Si bien algunos factores que influyen en la mala salud ocular, como el tabaquismo, la exposición prolongada a las longitudes de onda de la luz azul (especialmente cuando la exposición es desde una edad temprana) y la presión arterial alta, son modificables y pueden abordarse como parte de un enfoque preventivo; otros, como el envejecimiento y la genética, no son modificables, por lo que son mucho más difíciles de manejar y controlar. Aunque ya no es una consecuencia inevitable del envejecimiento, gracias a los avances médicos y científicos, es fundamental que se sigan implementando medidas preventivas a largo plazo para proteger la salud visual de una población que envejece cada vez más. Dado que se espera que la cantidad de personas de más de 60 años se duplique a dos mil millones hacia 2050, ahora es el momento para que los sistemas de salud y los médicos de todo el mundo tomen las medidas necesarias para abordar esta creciente preocupación.2
El deterioro visual puede afectar a las personas en todas las etapas de la vida, pero es más frecuente en la generación de personas mayores, ya que las cifras estiman que el 82 % de las personas que viven con ceguera tienen más de 50 años.3 Se prevé que la cantidad de personas mayores con visión deficiente aumentará aún más debido al rápido envejecimiento de la población, a la creciente prevalencia de afecciones, como la diabetes, y a la mayor incidencia de afecciones oculares relacionadas con la edad, como las cataratas y la DMAE.
La DMAE es una enfermedad ocular progresiva y constituye la causa principal de ceguera en personas mayores de 50 años. Los informes indican que, debido al aumento de la expectativa de vida, la prominencia de esta afección aumentará, y se prevé que las cifras alcanzarán los 5,44 millones hacia 2050.4 Otras causas importantes de deterioro visual a una edad avanzada incluyen:
Si bien se han logrado avances significativos en el manejo y tratamiento de las afecciones que contribuyen al deterioro visual; por ejemplo, mediante exámenes oculares más frecuentes y efectivos, está claro que el daño y la degeneración podrían reducirse aún más mediante la implementación de una estrategia preventiva a largo plazo. De hecho, la evidencia que va surgiendo destaca el potencial científico de la nutrición para proteger la salud ocular a lo largo de la vida. Por tal motivo, las oportunidades que presenta una dieta más saludable y una mayor ingesta de micronutrientes durante la edad adulta y la edad avanzada han sido el centro de una mayor atención por parte de la comunidad médica y científica.
Tomemos la luteína como ejemplo. La luteína, un nutriente al que solo se puede acceder a través de fuentes dietéticas, es un carotenoide que se considera uno de los principales nutrientes para la prevención de la DMAE, especialmente cuando se combina con zeaxantina. Aunque aún son necesarias más investigaciones, en el estudio 2 sobre enfermedades oculares relacionadas con la edad (AREDS2, del inglés Age-Related Eye Disease Study 2), actualmente el estudio más importante realizado en seres humanos sobre suplementos nutricionales relacionados con la salud ocular, se descubrió que la ingesta de estos dos carotenoides producía una reducción del 18 % del riesgo de progresión a DMAE avanzada durante un período de cinco años. 5 También se han observado beneficios en cuanto a la reducción del riesgo de cataratas y un mejor rendimiento visual.6,7
Asimismo, hay evidencia que sugiere que los ácidos grasos omega 3, como el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), pueden ser efectivos en el tratamiento del síndrome de ojo seco, a la vez que los primeros hallazgos indican que las vitaminas C y E y el betacaroteno pueden ayudar a reducir los factores de riesgo asociados con las cataratas.8,9
Existe una serie de declaraciones nutricionales autorizadas en la UE que fundamentan la evidencia científica de los nutrientes en la salud ocular, que incluyen lo siguiente:
26 March 2018
12 min lectura
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Para obtener más información sobre el papel de la nutrición en la protección de la salud ocular en las poblaciones que envejecen, descargue nuestro informe técnico: Mejore su visión: soluciones nutricionales para mejorar la salud ocular a lo largo de la vida.
1] DSM, ‘Global health concerns’, [report], 2017.
[2] WHO, ‘Ageing and life course’, [website], 2018, http://www.who.int/ageing/about/facts/en/, (accessed 6 March 2018).
[3] WHO, ‘Visual impairment and blindness’, [website], 2017, http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs282/en/, (accessed 6 March 2018).
[4] National Eye Institute, ‘Age-related macular degeneration (AMD)’, [website], https://nei.nih.gov/health/maculardegen (accessed 5 March 2018).
[5] E. Chew et al., ‘The age-related disease study 2 (AREDS2): study design and baseline characteristics (AREDS2) report number 1,’ Opthamology, vol. 119, no. 11, 2012, p. 2282-2289.
[6] Ibid.
[7] G. Weigert et al., ‘Effects of lutein supplementation on macular pigment optical density and visual acuity in patients with age-related macular degeneration’, Invest Opthalmol Vis Sci., vol. 52, no. 11, 2011, p. 8174-8178.
[8] A. Liu and J. Ji, ‘Omega-3 essential fatty acids therapy for dry eye syndrome: a meta-analysis of randomized controlled studies’, Med Sci Monit, vol. 20, no. 6, 2014, p. 1583-1589.
[9] L. Chylack et al., ‘The Roche European American Cataract Trial (REACT): a randomized clinical trial to investigate the efficacy of an oral antioxidant micronutrient mixture to slow progression of age-related cataract’, Opthalmic Epidemol, vol. 9, no. 1, 2002, p. 49-80.
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